José Vargas.
San Andrés Tuxtla, Ver.-
La rapiña, ese fenómeno que durante años fue percibido como un acto espontáneo en medio de accidentes carreteros, ha evolucionado hasta convertirse en una modalidad delictiva bien estructurada que golpea severamente al sector del transporte de carga en Veracruz y otras regiones del país.
Ante esta creciente problemática, la Asociación Nacional Transportista de Carga (ANCTAC), presidida por David Estévez Gamboa, ha llevado ante el Congreso de la Unión y el Senado de la República una propuesta para que este delito sea tipificado como delincuencia organizada, dada la forma sistemática y violenta con la que se comete.
“La situación se ha salido de control. La rapiña ya no es un hecho espontáneo. Se ha detectado que, en algunos casos, los accidentes son provocados con alevosía para saquear la mercancía. Eso es crimen organizado y debe tratarse como tal”, denunció el dirigente transportista.
Uno de los puntos más críticos señalados por Estévez Gamboa es el tramo Cumbres de Maltrata, donde incluso se ha reportado que delincuentes vierten sustancias aceitosas sobre el asfalto durante las lluvias, provocando que los vehículos de carga pierdan el control y sufran siniestros, lo que da pie al saqueo inmediato.
La ANCTAC ha documentado casos en los que las unidades accidentadas son abordadas por decenas de personas, algunas de ellas acompañadas por menores de edad, a quienes utilizan para cargar mercancía robada. Este tipo de actos se repite con mayor frecuencia, encendiendo las alarmas del sector transportista.
“Queremos que esta práctica se castigue con todo el peso de la ley. No es posible que se siga normalizando un delito que no sólo afecta al patrimonio de empresas y operadores, sino que también pone en riesgo vidas humanas”, remarcó Estévez.
El dirigente señaló que las pérdidas económicas por rapiña alcanzan cifras millonarias, y las aseguradoras han comenzado a endurecer sus políticas ante el aumento de estos eventos.
La iniciativa busca que la rapiña sea reconocida constitucionalmente como una forma de delincuencia organizada, lo cual permitiría a las autoridades actuar con mayor contundencia, aplicar penas más severas y desarticular las bandas dedicadas a esta actividad.
Mientras tanto, transportistas siguen expuestos en las carreteras, sin garantías de seguridad ante actos que van desde el oportunismo hasta la criminalidad premeditada.
“La rapiña no es un acto de necesidad; es un delito que debe tratarse con seriedad. Y como tal, debe castigarse”, sentenció el presidente de ANCTAC.
